Escapadas Románticas en Santiago de Compostela
- Publicado por hotelcasarosalia
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Las callejuelas, los parques, los paseos, las vistas desde el Gaiás o el Pedroso. Los mariscos, los pescados y las carnes. Los vinos, los blancos y los tintos. Los postres. Todos ellos -todos- son motivos suficientes para realizar una escapada romántica en Santiago y disfrutar de diferentes experiencias que la ciudad te propone. La capital de Galicia es un destino cultural, gastronómico, natural y meta del Camino de Santiago, por eso te invitamos a pasear tranquilamente por sus calles y parques.
Parques para perderse en Santiago de Compostela
Callejear por las rúas de la zona vieja buscando inscripciones, cartelas, chimeneas, puertas singulares o tascas donde te sirvan un vino en taza; ese es uno de los principales atractivos -mapa en mano- de muchos visitantes de la ciudad. ¡Claro que la Catedral es un monumento muy visitado! pero nada íntimo, la verdad. Visitar el Mercado de Abastos (es más cool), comprar una flor de Santiago y sentarse a tomar un café y leer la prensa en las terrazas de la zona tiene mucho más encanto. Como por razones de horario esto hay que hacerlo por las mañanas, para poder ver el bullicio de los puestos y el trajín que se traen compradores y mercaderes, dejamos la visita a los espacios verdes para después de la sobremesa.
Son muchos los restaurantes a la carta en Santiago que ofrecen la mejor cocina de mercado. Y es que comer es un placer: pulpo, almejas, mejillones, ostras, percebes, camarones… pero también los mejores pescados y las mejores carnes. Y tras el postre, el café y el chupito, continuamos con el tour.
Para hacer bien la digestión lo mejor es dar un paseo por alguno de los espacios verdes de Santiago como es el caso de la Alameda, el parque de Bonaval o el de Vista Alegre, que tiene su continuación en el agradable paseo a orillas del río Sarela. Estos parques se transforman a lo largo del año y modifican la imagen de la ciudad; así, en otoño la colorean, en invierno la desnudan, el primavera la iluminan y en verano la resplandece. Son los salones de la capital, desde donde recomendamos disfrutar los atardeceres.
La Alameda de Santiago es el parque de los compostelanos y está dividido en 3 partes diferenciadas: la carballeira de Santa Susana, el paseo de la Alameda y el de la Herradura. Tiene una ubicación privilegiada entre la zona vieja, el Ensanche y el campus universitario. En ella es habitual ver a los vecinos pasear, ir a correr o discutir, pero también ver a muchos turistas fotografiarse con las Marías o sentarse junto a Valle-Inclán. Además, tiene rincones con mucho encanto, como son el kiosco de música, el banco sonoro, las puestas de sol desde el “balcón” del Campus Sur o el eucalipto de los enamorados (desde donde hay unas vistas preciosas de la fachada principal de la Catedral). Y esto por no hablar de su interés botánico, dadas las variedades de especies allí existente…
El parque de Bonaval no le queda a la zaga, y es que tras visitar el templo de Santo Domingo y el Museo do Pobo Galego , o el Centro Galego de Arte Contemporáneo , irse a tumbar sobre el césped viendo el atardecer sobre el "skyline" de la ciudad no tiene precio. El proyecto de rehabilitación de la finca y el cementerio fue dirigido por el arquitecto luso Álvaro Siza, que se adaptó perfectamente a la topografía y donde los cursos de agua susurran a los visitante.
Por último, el parque de Galeras se sitúa en los márgenes del río Sarela. Está delimitado por la frondosa Finca do Espiño (alberga un palacete modernista abandonado) y por la ciudad monumental, y marca el límite entre la ciudad y el entorno natural. Ideal para pasear, hacer deporte o jugar con los niños -también tiene cafeterías con vistas sobre el parque- el parque tiene continuación en el paseo fluvial del Sarela. Esta caminata es impresionante, pues en menos de un minuto estás dentro de un bosque de ribera, con el contraste que eso supone. Va paralelo al río y la presencia de acequias, canales, molinos y puentes constata la importancia histórica que los cauces fluviales han tenido en la articulación territorial de Galicia. Además, en este caso, ha tenido especial relevancia para el desarrollo económico de la ciudad, pues en el s. XIX se instalaron varias fábricas de curtidos; algunas de ellas han sido rehabilitadas como viviendas, como son los casos de la vaquería de Ponte Sarela y la del Carme de Abaixo (premio de la Bienal Española de Arquitectura en 2003).
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